Si tienes una cafetería o si te dedicas profesionalmente al mundo del café, sabrás que conseguir el café perfecto no solo pasa por tener una buena materia prima y un correcto método de elaboración.
Gracias a los baristas, conseguir la perfección en una taza de café se ha convertido en un minucioso proceso que requiere de habilidades y conocimientos específicos. Es el caso del latte art, una técnica que ha conseguido transformar un café con leche en una vistosa obra de arte.
Hoy exploraremos la historia del latte art y veremos cómo se ha convertido en un recurso clave no solo para los baristas, sino también para la experiencia del consumidor a la hora de disfrutar de un café personalizado y especial.
¿Qué es el latte art?
Si nos sigues desde hace tiempo o si eres un coffe lover ya lo sabrás, pero por si acabas de llegar al maravilloso mundo del café aquí te lo contamos: el latte art es la técnica que usa un/a barista para hacer figuras y formas en la superficie de la espuma de un café latte o de un capuccino. Las imágenes o dibujos en la espuma se forman gracias al contraste entre el blanco de la espuma de leche y la rica crema marrón de un espresso.
Para llegar a conseguir verdaderas obras de arte necesitarás paciencia y mucha práctica, ¡Ánimo y a practicar! Una simetría perfecta, un alto contraste y la correcta consistencia en el dibujo marcarán la diferencia y nos indicarán la calidad técnica del barista.
Orígenes de la técnica
La historia del latte art está muy ligada a la propia historia de la máquina espresso, y en concreto a la varilla vaporizadora. La primera máquina de café que incluyó una varilla de vaporización fue la inventada por Luigi Bezzera en 1901, pero no sería hasta cinco años más tarde cuando este artefacto estaría disponible en el mercado para su comercialización.
¿Qué sería del latte art sin esta invención? ¿Existiría hoy en día? Sin duda, lo que sabemos es que estas máquinas contribuyeron a que los baristas de la época consiguiesen una deliciosa crema en el espresso y una perfecta emulsión de la leche al mismo tiempo.
Aunque es probable que el latte art se originara simultáneamente en varios países, el consenso es que su origen -al igual que el de la máquina espressoes italiano. Aunque si investigamos un poco más veremos que la popularidad de esta técnica llegó gracias a David Schomer, un barista de Seattle que en 1989 consiguió reproducir la clásica roseta en forma de corazón en su cafetería Espresso Vivace.
Tras perfeccionar la técnica y una vez visto el éxito entre sus propios clientes, Schomer decidió empezar un taller dirigido a baristas profesionales llamado “Caffe Latte Art”. Estas clases se centraban en sentar las bases y la técnica necesaria para conseguir latte arts de alta calidad. ¡Y así fue! Gracias a estas formaciones hoy en día podemos disfrutar de un rico café que no solo está delicioso, sino que también da pena remover.
A partir de 1990, el latte art se expandió rápidamente por Seattle, por Estados Unidos y más tarde por el resto del mundo.
Popularidad en aumento
A día de hoy, el latte art sigue siendo uno de los símbolos más reconocibles de la cultura barista y del mundo del café en general. Sin ir más lejos, el número de “fotos cafeteras” en Instagram ha aumentado en más de un 4.000% en los últimos siete años.
Más allá de las redes sociales, el latte art ha sido y es tan atractivo para consumidores, baristas y dueñ@s de cafeterías porque este sirve como indicador de precisión y de cuidado en la elaboración de un café. Ya sabes lo se suele decir: todo nos conquista primero por los ojos…¡En este caso el café no es una excepción!
¡Hasta aquí nuestro artículo de hoy! Recuerda: no olvides utilizar un café de diez y una leche de alta calidad, este es el primer paso para conseguir un latte art perfecto.